En su propaganda anti-comunista, siempre respaldada a sotto voce por la fantasía de “la gran conspiración judía masónica comunista”, en otros tiempos la ultraderecha mexicana, sobre todo la radicada en sitios de raigambre Cristera como Guanajuato, Colima y Jalisco, denostaba duramente al sistema comunista soviético denunciando que el supuesto “paraíso de los trabajadores” prometido por el modelo ortodoxo comunista de la Unión Soviética eran en realidad una gran cárcel sin escapatoria para los millones de esclavos que laboraban al servicio del Estado, viviendo en un régimen actuando como un estado-policía que mantenía una economía-ficción bajo control del Estado. Eran tan duros y tan feroces sus ataques, que muchos se preguntaban si el día en el que la derecha con el apoyo (o mejor dicho, la infiltración) de la ultraderecha algún día llegara al poder en México, convertiría a México en un verdadero “paraíso” para todos los mexicanos, dándole una lección a los comunistas sobre cómo se debe gobernar. Esa oportunidad llegó en el año 2000 con el ascenso de Vicente Fox al poder, y los resultados están a la vista.
En su artículo publicado el 24 de septiembre del 2009 bajo el título “Matar el internet”, el editorialista Sergio Sarmiento, propulsor y defensor a ultranza de la economía de libre mercado y que nunca ha simpatizado con cualquier cosa que huela a izquierda, socialismo, comunismo o marxismo-leninismo, el cual ciertamente no es un masón y mucho menos un judío (razones por las cuales no cuadra con el estereotipo que ha forjado la ultraderecha de los que están supuestamente involucrados en la espectacular cuan fantasmagórica “gran conspiración judía masónica comunista”), y el cual casi seguramente votó por Felipe Calderón en el 2006 al considerarlo una especie de “salvador”, enceguecido no sólo por la misma propaganda monstruosa fabricada por el duopolio televisivo en contra de Andrés Manuel López Obrador y a favor de Felipe Calderón en la contienda presidencia sino por las espectaculares promesas hechas por Felipe Calderón, terminó de concretar un giro espectacular en sus simpatías hacia Felipe Calderón y todo lo que él representa escribiendo las siguiente palabras:
“Subir los impuestos en una economía en recesión es el peor error que puede cometer un gobierno. Pero golpear al único sector de la economía que está creciendo y encarecer las nuevas autopistas del conocimiento es una estupidez que va más allá de la usual, incluso para los políticos mexicanos. El presidente Calderón parece estar comprometido con un proyecto para hundir a la nación mexicana más que nunca en la pobreza. Sólo así puede explicarse este intento de matar el internet.”
¡Y éste era uno de los más entusiastas defensores del proyecto Calderonista!
El mismo Sarmiento externó el siguiente comentario en otro trabajo suyo titulado “Voto sin valor” publicado el 27 de septiembre del 2009:
“EL POPULISTA Y EL LIBERAL
Curioso. El presidente Calderón ha asumido la posición populista de cobrar más impuestos para aumentar el gasto del gobierno. En cambio Andrés Manuel López Obrador mantiene la posición liberal de recortar el gasto público innecesario y elevar la recaudación eliminando los privilegios fiscales.”
En pocas palabras, según el mismo Sarmiento el hombre más capaz en estos momentos con sus propuestas para sacar al país del terrible bache en que se encuentra vendría siendo el izquierdista López Obrador, no el títere-pelele de la extrema derecha de México al que muchos llaman usurpador y al cual el país habrá de seguir padeciendo por tres largos años en los cuales aún puede hacer mucho daño si nos hemos de guiar por el daño que ya ha causado y que será arrastrado por varias generaciones de mexicanos.
Uno a uno, millares de mexicanos que dieron su voto a Felipe Calderón en el 2006 han estado abriendo los ojos y se están dando cuenta de que la situación real del México en el que están viviendo, contrastada con los “paraísos” de prosperidad que habían prometido Felipe Calderón y la dupla derecha-ultraderecha que maquinó su ascenso al poder para impedir el ascenso al poder del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, es francamente deplorable. Y lo peor de todo es que ya no hay forma de dar marcha atrás, al menos no por los tres años restantes del hasta ahora desastroso sexenio de Felipe Calderón. No es posible tomar una máquina del tiempo para regresar al 2006 y hundir a Felipe Calderón y a los poderes fácticos que lo apoyaron en terrible alianza con la nefasta ultraderecha con un alud de votos en contra seleccionando a otro candidato como Roberto Madrazo del PRI o López Obrador del PRD.
Resulta irónico que al mismo tiempo que México se está hundiendo en el marasmo, en Brasil los habitantes de dicho país parecen estar bastante satisfechos con la labor desarrollada en el gobierno por el izquierdista Luiz Inácio Lula de Silva a un año de la fecha en la cual dejará el poder, al haberle dado un índice de aprobación del 81 por ciento los encuestados a su gobierno, de acuerdo a una encuesta encargada por la Confederación Nacional de la Industria (CNI) al Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE) dada a conocer el 22 de septiembre del 2009, ligeramente superior al índice de aprobación del 80 por ciento que los brasileños le dieron el año anterior a Lula da Silva en una encuesta similar. En Brasil ni hay devaluaciones bruscas de la moneda como la que México sufrió bajo el sexenio Calderonista, ni hay guerras sangrientas como la que desató Felipe Calderón a principios del 2007 en contra de la delincuencia organizada y que ha contabilizado ya millares de muertos al año, ni hay un desempleo tan brutal como el que está padeciendo México ni hay tantos desempleados como los que se han generado en México bajo el gobierno del auto-llamado “Presidente del empleo”. Obviamente, a como están las cosas, muchos mexicanos quisieran ahora que los papeles estuvieran invertidos, que México tuviera ahora como Presidente al izquierdista Lula da Silva y que Brasil tuviera como su Presidente al nefasto de Felipe Calderón.
¡Pero un momento! ¡Los mexicanos ya tuvieron su oportunidad para frenar a la impía dupla derecha-ultraderecha y poner en el poder a un izquierdista como Lula da Silva! Una oportunidad lamentablemente desperdiciada. ¿Entonces, de qué se quejan?
Cuando Felipe Calderón era candidato presidencial, prometió (casi juró solemnemente) que lo primero que haría sería eliminar el Impuesto de Uso y Tenencia para Vehículos. ¿Cumplió su promesa a tres años de haber tomado las riendas del poder? ¡Claro que no! No sólo no eliminó un solo impuesto, sino que creó uno nuevo que antes no existía, el IETU, argumentando que serviría “para combatir el lavado de dinero y la delincuencia organizada así como detectar a los evasores fiscales”. Hasta la fecha, no ha caído un solo narcotraficante de peso por obra y gracia del famoso IETU, y lo único para lo que ha servido ha sido para permitirle más ingresos al gobierno calderonista, dinero extra que ha permitido mantenerle todos los privilegios a la burocracia federal de alto rango.
Inconforme con la cauda recaudatoria extra obtenida con el IETU, en agosto del 2009 Felipe Calderón develó su nuevo plan grandioso para el 2010 en el que tampoco se contempla la derogación del Impuesto de Uso y Tenencia y mucho menos la derogación del IETU, pero sí la imposición de un nuevo impuesto del 2 por ciento a los alimentos y medicinas, llamándolo hipócritamente un “impuesto contra la pobreza” a sabiendas de que dicho gravámen sería obligatorio en todos los alimentos y medicinas que requiere la gente pobre de México para mal comer y medio curarse cuando llega a enfermarse. En realidad, el impuesto del 2 por ciento a los alimentos y medicinas es exactamente la misma propuesta impuestívora de Vicente Fox de gravar los alimentos y medicinas con un IVA del 15 por ciento, sólo que a Fox no se le ocurrió la gran idea de llamarlo un “impuesto contra la pobreza”, y mucho menos se le ocurrió pedir no un 15 por ciento sino un 2 por ciento con todas las intenciones del mundo de irlo subiendo en los años posteriores hasta hacerlo llegar al 15 por ciento. Y todo bajo el peregrino pretexto de que se trata de un impuesto... ¿contra la pobreza?!!!!!!!!!
Esta demoledora tributaria de la dupla derecha-ultraderecha no tardó en causar las protestas que podían esperarse entre quienes no están de acuerdo en el Congreso de la Unión con la línea oficial:
reflejadas también en el descontento popular a través de los cartonistas de los medios:
Veamos lo que nos dice otro destacado analista:
Una mentira
En la línea
Félix Fuentes
Revista Siempre!
27 de septiembre del 2009
En una reunión con mujeres, el presidente Felipe Calderón pidió apoyo a la sociedad para sus programas Oportunidades y Cobertura Universal de Salud 2012. Es decir, demanda más dinero por vía de impuestos y los diputados sean presionados para aprobar el super paquete fiscal.
A propósito de los festejos de la Independencia, el primer mandatario invocó el fervor patrio y la valentía de legisladores, instándolos a salvar su proyecto de mayores cargas a contribuyentes.
Si algo repudian los ciudadanos del mundo es el pago de impuestos excesivos y aquí desea cobrarlos Calderón a quienes somos cautivos del fisco, so pretexto de resolver el problema de la pobreza. Según dijo, “el tiempo se agota y no nos vamos a permitir condenar a una generación de mexicanos a la desnutrición o al abandono”.
El tiempo está agotado y queda condenada esta generación y las siguientes a vivir pobres y con hambre. En seis años de Vicente Fox y casi tres del actual régimen se fue la economía al precipicio.
La artimaña de elevar impuestos en beneficio de los marginados no la cree ni Santo Tomás. Ese argumento esgrimido por el hacendario Agustín Carstens recibe repudio general y él se vio tan confuso que hubo de protestar cuatro veces en San Lázaro para que dijera verdades. Y, sin embargo, ¡mintió!
En sus desvaríos, Carstens quedó de espaldas a los diputados en su primera protesta y en dos levantó la mano izquierda. Así reacciona la mente del responsable de nuestras finanzas.
Si a un asalariado le cobraran, como lo propone Carstens, 2% más en tortillas, pan o frijoles —porque no le alcanzará para carne huevos y leche—, ¿cómo se va a beneficiar con el nuevo impuesto si su percepción económica es la misma?
Semejante criterio, propio de un tecnócrata con cerebro lavado en el Fondo Monetario Internacional, es este: si los ricos consumen más, como caviar y champañas, sus cargas fiscales serán mayores y el gobierno obtendrá suficiente dinero para ayudar a los pobres. ¿Eso será en el año 2050, cuando hayan muerto de hambre y falta de atención médica?
Es muy lamentable que el presidente Calderón comparta ese criterio y lo fortalezca al afirmar que de otra manera vamos a seguir viviendo “como en el pasado”.
Carstens, abucheado la noche del 15 al llegar a Palacio Nacional, insiste en el truco tecnócrata de por cada peso que se cobre del 2% al consumo los pobres recibirán 10 de retorno. Lo dijo sonriente con desparjo ante diputados, donde recibió una lluvia de reproches y desprecios.
El funcionario habló de elusión, término dominguero equivalente a evasión. Cierto, en todas las naciones se deja de pagar al fisco en porcentajes mínimos, pero aquí es mayúsculo porque millones de mexicanos cerraron negocios y dejó de trabajar mucha gente. Además, 13 millones de vendedores ambulantes no pagan nada y los fritangueros se agolpan en las banquetas, sin dar paso a transéuntes.
Es tan urgente la necesidad de dinero del régimen calderonista que para cubrir gastos de su gigantesca burocracia y programas bajo sospecha invoca al patriotismo y sean los ciudadanos quienes entreguen sus agotados ahorros, voluntariamente.
A los diputados se les presenta la preciosa ocasión de investigar el destino de nuestros impuestos, lo que sí es patriótico.
De ser revisados los padrones de Oportunidades advertirán los legisladores que se beneficia mayoritariamente a afiliados del PAN. Es un programa de corte electorero y por ello propone Hacienda mucho más dinero para el mismo, pensando en las elecciones del 2012
Sabedor de que no es posible estarle pidiendo indefinidamente más y más sacrificios al pueblo de México a cambio de nada, el cada vez más empequeñecido “Presidente” Calderón ofreció con gran despliegue publicitario una especie de “sacrificio”: la eliminación de tres Secretarías y el recorte de personal de la nómina. Pero esto a fin de cuentas también resultó ser otra farsa, porque lejos de haber una disminución en el personal laborando para el gobierno federal, el paquete económico de Calderón para el 2010 contemplaba de hecho un aumento en la cantidad de gentes trabajando para el gobierno federal, lo cual sumado al hecho de que los empleados sindicalizados de base simplemente pueden ser transferidos de una dependencia a otra manteniendo su trabajo y sus privilegios convierte a los artífices del plan fiscal para el 2010 para México en unos verdaderos pinochos.
Los besamanos del Señor Presidente cuya permanencia en puestos bien pagados del gobierno federal depende de sus buenas relaciones con el Jefe del Ejecutivo y los lacayos de siempre que nunca faltan responden que la economía de México está en muy buenas manos, nada menos que en manos de todo un Doctorado en Economía, el Doctor Agustín Carstens, y que por eso hay que confiar en el paquete económico propuesto por el insensible Felipe Calderón para el 2010. ¿Realmente merece la confianza de los mexicanos este hombre? ¿Acaso no es el mismo que en febrero del 2008 dijo que México estaba más que preparado para enfrentar un catarrito que terminó convirtiéndose en una pulmonía? Entre las decenas de ejemplos que podríamos citar de sus torpezas garrafales se mencionará otra que involucra un aumento desmedido en los impuestos aplicado en contra de quienes no podían defenderse del enorme poderío desplegado por este hombre, los vendedores de autos usados en la franja fronteriza con los Estados Unidos. Con el pretexto de proteger a la industria nacional automovilística, se les elevaron tanto las tasas a los fronterizos que dejaron de comprar vehículos usados importados de los Estados Unidos y la gran mayoría de los comerciantes dedicados a este negocio se fueron a la quiebra, con el consecuente efecto de que en vez de obtener una recaudación mayor de impuestos el gobierno federal terminó perdiendo casi todos los ingresos que recibía por este rubro, y de nada sirvieron las protestas de cientos de miles de residentes fronterizos que al fin y al cabo para esas cosas Felipe Calderón tiene oídos sordos. Y en lo que respecta a la protección de la industria nacional automovilística, las ventas no aumentaron porque el bien pagado Agustín Carstens se dió cuenta demasiado tarde desde su lujosa oficina que los compradores de vehículos usados importados desde los Estados Unidos no compraban vehículos nacionales salidos de fábrica precisamente porque sus recursos no les alcanzan. Sobre esta pifia para la cual ni el soberbio de Felipe Calderón ni el soberbio de Agustín Carstens tuvieron la humildad para reconocer su yerro y dar marcha atrás, un comentarista en un foro de la franja fronteriza de nombre Javier Cuéllar comentó lo siguiente el 22 de septiembre del 2009:
La situación que guarda actualmente el comercio de autos usados en la localidad, expuesta por sus líderes Hugo Arzate y Daniel Cereceres, nos pinta de cuerpo entero el doloroso panorama económico de nuestra zona. Y en este sector, el parteaguas principal ha sido el decreto de importación emitido por el presidente Felipe Calderón para el año 2008. De un padrón de 450 lotes de venta establecidos, ahora contamos con escasamente 25 locales y esos sobrevivientes con ventas muy raquíticas que los tienen formados al borde del panteón.
Es un raro y deshonroso honor para un decreto el haber llevado a la quiebra a 425 empresas legítimas que significan casi el 95 por ciento del padrón de la UIVAC. Prácticamente acabó con el cuadro a lo cual no puede aspirar ni el más potente insecticida. Si analizamos otros rubros como lo son el restaurantero, el ramo de la construcción, los bares, los consultorios médicos, el sector maquilador y en fin, tantos y tantos más, tenemos que ni una guerra formal hubiera hecho tantos estragos como los sufridos por la ciudadanía fronteriza en estos últimos cuatro años. Los ciudadanos ya no pueden generar riqueza porque entre las olas de criminalidad, extorsiones y secuestros no los dejan trabajar y menos con decretos tan paralizantes como el de importación de autos.
Hace muchas décadas ningún régimen nos ha empujado tan cerca de la hambruna y si analizamos el caso de la señora Concepción Pérez Domínguez reseñado por El Diario el domingo 20 de septiembre del 2009, tenemos que actualmente muchas familias viven en nuestra ciudad sin trabajo, sin esperanza de encontrarlo y saliendo a la calle a hurgar en los botes de basura el tomatito y la cebollita podrida para mitigar la mordedura del hambre que se ha vuelto su compañera durante los últimos dos años.
Los Bancos de Comida instaurados por diversos rumbos de la ciudad por la mismísima Divina Providencia en persona, se están viendo saturados y pronto serán ampliamente rebasados mientras la incompetencia gubernamental se hace más visible y comience a ser repudiada.
En el caso de los vendedores de autos usados fueron unas 2000 familias de 5 miembros cada una las que presuntamente se quedaron sin el diario sustento y todo con el malvado poder de una simple firma, en un decreto aún más simple. ¿A quién le importa el destino de esa gente? Es más, muchos de ellos ya se fueron de la ciudad. ¿Y en cuanto a los demás atrapados por el hambre qué? Pues que le busquen, ¿No dicen que los juarenses son gente luchona y trabajadora, que ha hecho florecer al desierto? ¡Pues ha llegado el tiempo que demuestren de que están hechos!
Desde mis escasos 60 años de edad, no recuerdo una debacle económica más dura que ésta; sin embargo, la Secretaría de Desarrollo Social dice que en nuestra ciudad tiene detectadas sólo a 11 mil 300 personas que sobreviven con menos de 50 pesos diarios pero es que no se ha fijado bien porque en todos los rumbos de la ciudad se encuentra uno con muchos individuos aparentemente bien vestidos pero que “no les baila un frijol en la panza” y los ve usted relamidos y pispiretos, caminando erguidos con el orgullo de un gran señor.
Esos son los que se comen un burrito durante todo el día, que son menos de 50 pesos y que están clasificados como clase media; un estrato social que sabe muy bien que un buen vaso de agua tibia antes de dormir hace que el hambre no te moleste durante la noche, mientras aguardan la esperanza de un nuevo amanecer, con sus afanes frescos... y el burrito. Esos que han asimilado que las cartas amenazantes y cobradoras de sus múltiples acreedores sirven muy bien de papel de baño. Esos hambrientos perfumados deberían formar parte del registro de la Secretaría de Desarrollo Social.
Nuestros gobiernos no han entendido que ellos nunca podrán dar nada a un pueblo que no le hayan quitado previamente y con un pueblo sepultado en la pobreza al que nada puedan despojarle, pronto no habrá nada para nadie.
Muchos de los hoy damnificados económicos por el draconiano aumento de impuestos a la venta de autos usados de importación fueron gente que votó en el 2006 por Felipe Calderón, espantados mediáticamente en la guerra sucia con el coco de que si Andrés Manuel López Obrador llegaba a ser Presidente de México, les subirían los impuestos y los perjudicarían enormemente. Estos damnificados lamentan haberle dado su voto a quien, con sus actos, se convirtió a sí mismo en un espurio, y muchos de ellos, si pudieran, seguramente lo colgaban de una horca.
Veamos ahora lo que nos dice una destacada analista experta en economía política:
Calderón ahondará la crisis
Magdalena Galindo
Revista Siempre!
20 de septiembre del 2009
Pocas veces en el pasado, si no es que nunca, habíamos visto un rechazo prácticamente unánime (si exceptuamos a algunos panistas) como el que ha suscitado el plan económico de la administración de Felipe Calderón. Ciertamente lo han intentado recubrir con un conjunto de mentiras, como que el fin sería favorecer a los pobres, y con una campaña de medios, para sostener que aunque el plan sea doloroso, peor sería no aplicarlo. No obstante, la realidad es que los partidos políticos, los sindicatos, los empresarios y hasta la Iglesia han manifestado un abierto repudio al plan.
Y no es para menos. La aplicación del IVA a alimentos y medicinas, aunque se disfrace con un nuevo nombre y aunque se inicie con una tasa de 2 por ciento, hecho que no logra esconder la voluntad de aumentarlo en los próximos años, afecta gravemente los niveles de vida de la población trabajadora y en particular de los más pobres. El nuevo impuesto es doblemente injusto, porque se pretende aplicar en un país que muestra uno de los más extremos casos de desigualdad en el mundo, y en el que, sólo durante los tres años de Calderón en el poder, los pobres han aumentado en más de cuatro millones.
También erróneo, es el aumento de otro dos por ciento al impuesto sobre la renta, para llevar la tasa del 28 al 30 por ciento. Aparte de que la medida afectará la ya muy mermada capacidad de consumo de los trabajadores, y de que se enfatiza la eliminación de las exenciones de los pobres (no las situaciones excepcionales de las empresas, pues se deja claro que ésas no se tocan), el mayor problema es que tiende a contraer la inversión y el consumo. No es sólo que el plan sea abusivo contra los desposeídos, lo peor es que el plan en su conjunto es procíclico; esto es, sólo conseguirá profundizar la crisis económica en vez de atenuarla.
Basta observar que los países en general y en primer lugar los Estados Unidos, han buscado enfrentar la crisis con medidas anticíclicas, o sea aquellas que buscan dinamizar la inversión y el consumo, como son la baja en la tasa de interés, la disminución de impuestos, el aumento en el gasto público. Sólo en México, donde, dicho sea de paso, la crisis tiene la mayor virulencia en el continente, se ha elegido precisamente lo contrario: aumentar los impuestos y disminuir el gasto público.
El argumento del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, es que esas medidas resultan necesarias para solventar el déficit del erario público. Lo que parece no entender el señor Carstens es que ese déficit se originó por la caída en el precio del petróleo (frente al cual no tienen nada que hacer las medidas del gobierno mexicano) y, sobre todo, por la propia crisis económica, pues la recesión de la economía determina que tanto empresarios como trabajadores tengan un menor ingreso, por lo cual disminuye el impuesto sobre la renta, y que la población consuma menos, por lo cual también se paga menos IVA. En éstos, como en otros rubros fiscales, la menor actividad económica provocó la caída de los ingresos tributarios del gobierno. Lo cual quiere decir que el plan económico de Calderón, precisamente por consistir en el aumento de impuestos y la disminución del gasto público, significaría un agravamiento de la crisis y en consecuencia una nueva disminución de los ingresos tributarios, con todo y el aumento de impuestos. Dicho en otras palabras, el plan es tan poco eficaz, que ni siquiera resolvería el problema del déficit fiscal.
Se trata pues, de un plan erróneo, abusivo contra los pobres, que profundizará la crisis económica y ni siquiera resolverá el déficit de las finanzas públicas. El rechazo unánime es perfectamente válido, y sólo hay que esperar que los priístas y perredistas no cedan ante una imposición que traería enormes daños para el país
Regresemos nuevamente a Sergio Sarmiento, el cual ciertamente nunca fue un izquierdista o pro-Lopez Obradorista para leer su editorial titulado “Promesas rotas” en el que no puede ocultar la enorme decepción causada por el hombrecillo por el cual seguramente votó en el 2006:
Promesas rotas
Sergio Sarmiento
29 de septiembre del 2009
Estuve este viernes pasado en Tepatitlán, en Los Altos de Jalisco, una región agrícola productiva y pujante. Varios empresarios se quejaron de que el presidente Felipe Calderón ha olvidado una promesa de campaña muy concreta: traer una línea de ferrocarril directa desde Aguascalientes, para permitir una mayor rapidez y facilidad en la salida de productos.
No es ésta la primera promesa de campaña olvidada por algún político o por el presidente Calderón.
En los últimos días he recibido varios correos electrónicos con fotografías de carteles de la campaña de Calderón en los que éste prometía eliminar la tenencia vehicular.
Las posibilidades de que la propuesta llegue a cumplirse son muy endebles.
Uno puede entender, por supuesto, que las circunstancias del país cambien: que un proyecto de ferrocarril que se consideraba prioritario en una campaña electoral no lo sea ya cuando el candidato ha asumido el poder o que el impuesto que se consideraba inaceptable en campaña demuestre su utilidad en la presidencia.
Pero el cambio en las posiciones del presidente ha sido tan fuerte que hay que preguntarse si sus promesas de campaña fueron un simple engaño cuyo objetivo era simplemente llegar al poder.
El candidato Calderón no prometió gastar cientos de miles de millones de pesos en un contaminante e injusto subsidio a la gasolina.
Tampoco propuso aumentar impuestos de manera generalizada con el fin de elevar el gasto del gobierno.
Entiendo que lo apretado de la elección del 2006, y las protestas postelectorales de Andrés Manuel López Obrador, llevaron al mandatario a tratar de rebasar al perredista por la izquierda.
Pero en lo que no ha pensado el presidente es que la razón por la que 15 millones de mexicanos votaron por él es precisamente porque prometió un México de menores impuestos, más inversión y mayor generación de empleos.
Las posiciones de Calderón como presidente han sido exactamente opuestas a las promesas que hizo.
En el 2007 llevó a cabo una “reforma fiscal” que se limitó a la introducción de nuevos impuestos, el IETU y el impuesto a los depósitos en efectivo.
Esta reforma fracasó y ahora el gobierno regresa con una iniciativa para un alza generalizada de impuestos.
En su intento por rebasar por la izquierda a López Obrador, el presidente no sólo ha olvidado sus promesas de campaña sino la propia sensatez económica.
Prefiere no darse cuenta que la mejor manera de combatir la pobreza no es repartir dádivas sino generar inversión y empleos.
La nueva alza de impuestos, sin embargo, disminuirá la inversión y la generación de empleos.
Calderón no quiere recordar que la razón por la que fue electo presidente fue precisamente porque prometió actuar de manera opuesta a lo que está haciendo.
Este domingo 27 de septiembre Angela Merkel fue reelecta como canciller de Alemania por los electores de su país.
El Partido Social Demócrata tuvo una caída muy importante mientras que el Partido Liberal Democrático avanzó de tal manera que podrá formar gobierno con los partidos democratacristianos que encabeza Merkel.
El éxito de los democratacristianos y los liberales es producto de sus promesas de recortar impuestos.
Los electores alemanes saben que los políticos que han elegido tienen el deber de cumplir con sus promesas de campaña.
En México, nuestros políticos piensan que los ciudadanos no tenemos memoria: que no nos acordaremos de que un candidato prometió generar empleos invirtiendo en infraestructura y reduciendo impuestos y que ahora sólo busca elevar los impuestos.
Consumado el golpe dirigido principalmente en contra de las clases populares de México, no tardaron en aparecer editoriales como el siguiente acusando al PAN de hoy, convertido ya en refugio protector y benefactor de las corrientes ideológicas extremistas más nocivas que hayan pasado por las redes del poder en México, en un partido moralmente corrupto:
A muchos se les ha olvidado ya que en el debate llevado a cabo el 25 de abril del 2006, el entonces candidato panista a la Presidencia de la República, Felipe Calderón, dijo con toda claridad: “Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos, y voy a simplificar su pago” (esta es una de las banderas con las que fue fundado el PAN). Prometió también una reforma para simplificar el pago de impuestos: “Pagar impuestos será más sencillo que nunca. En mi Gobierno, los contribuyentes podrían preparar ellos mismos sus declaraciones”. Y al contrario de los políticos de otros tiempos que se escondían detrás de la vaguedad en sus promesas de campaña, el entonces candidato panista fue muy específico: "Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta", señaló. Pero como lo señalara el mismo editorialista Sergio Sarmiento, el cambio de posición entre el Calderón candidato y el Calderón presidente fue tan dramático que es imposible achacarlo a un simple ajuste de opinión por la disponibilidad de información nueva. O el Presidente mintió como candidato o alguien lo cambió en el camino. Y si ésta es, ha sido, y será la forma de gobernar de Felipe Calderón en lo que le queda, ¿qué puede hacer a favor de sus gobernados en la mitad del sexenio que le resta que no pudo haber hecho ya en la mitad del tiempo desperdiciado?
Por “amor a México”
Dr. Luis Javier Valero
EL DIARIO
10 de octubre del 2009
Imposible pasarlo por alto, de confirmarse tan nefasto y nefando arreglo, el partido que gozara, durante décadas, de una elevada respetabilidad moral, el PAN, la habrá perdido irremisiblemente en aras de mantenerse en el poder, a costa de lo que sea tal y como lo hacía –lo hace– su criticado adversario, el PRI.
Peor, de tal información se desprende una terrible conclusión: El partido que enarboló las banderas de la congruencia moral, de la honestidad, de la limpieza en el ejercicio de la función pública, que vilipendió tercamente las corruptelas del partido casi único de la mayor parte del siglo XX, en menos de dos sexenios se trocó en lo que tanto había criticado.
Al grito de equiparar los salarios de los funcionarios de élite de la iniciativa privada con los de la función pública, en medio de la opulencia generada por los precios petroleros, se elevaron, no sólo los salarios de la más alta burocracia, sino que la incrementaron en casi el doble del número de sus integrantes.
Según esta información, el PRI habría aceptado aprobar el paquetazo fiscal (elevación del IVA y del ISR, así como la exención fiscal durante dos años a las empresas que accedieran al triple play mediante el uso de telefonía móvil, etc.) a cambio de reducir el tamaño de la élite “dorada” –así le llamaron– de la burocracia federal. (Nota de Ciro Pérez Silva, La Jornada, 9/XI/09).
El PRI ordenó, según esta información, efectuar una investigación del estado real de los puestos federales de los primeros niveles.
El resultado es estrujador, indignante, la calificación es una sola: Se sirvieron con la cuchara grande quienes nos dijeron que al acceder por primera ocasión al gobierno federal, “lo hacían por amor a México”, según pontificara en aquel primer momento, Vicente Fox.
Pues no. A lo mejor sí, pero su amor por México está contabilizado en muchos pesos y muchos centavos, podríamos asegurar que casi se vació el padrón del blanquiazul en las nóminas del gobierno federal, de ahí que el Consejo Nacional del PAN contenga en más del 70 por ciento funcionarios de la administración federal.
Este es el resultado de la investigación: Al iniciar Fox, sólo existía el nivel de Secretario de Estado (por supuesto en el pago) para los titulares de esas dependencias o de los titulares de las paraestatales.
Hoy existen 762 puestos con el mismo nivel salarial y similares prestaciones; de tener 89 puestos homologados a nivel de subsecretario se pasó a mil 11; de 69 jefes de unidad en 2000, el gobierno federal creó mil 212 nuevas plazas con el mismo nivel.
A su vez, las plazas con sueldos de directores generales adjuntos crecieron en las dos administraciones panistas a 5 mil 448; las de directores de áreas, aumentaron a 33 mil 981.
Tal élite –blanquiazul– cuenta, a costa del erario federal, con seguro de gastos médicos mayores y que juntos, salarios y seguros, nos cuestan cerca de 7 mil millones de pesos anuales.
Además, poseen un fondo de ahorro, en el que por cada peso que aporta el funcionario, el gobierno le entrega otro peso. Tal graciosidad nos cuesta la friolera de 12 mil millones de pesos ¡Nada!
Por si fuera poco, tan sofisticada clase política emplea multimillonarios recursos económicos del presupuesto de la federación para pagar personal de oficina, asesores externos, teléfonos celulares, gastos de representación, choferes y vehículos… ah, y los celulares.
Fox y Calderón elevaron la alta burocracia en un 48.5 por ciento, lo que ha costado a la nación, en estos años del “cambio” azul, un gasto acumulado de 722 mil 700 millones de pesos, equivalente al doble del “hoyo” producido a las finanzas públicas por la crisis económica y a casi el 90 por ciento de lo eludido por las más grandes 400 empresas privadas del país, según la información proporcionada por una de las fuentes más lejanas de ser calificadas como perteneciente, o simpatizante, de la izquierda, o menos aún, de ser catalogada como “populista”, o de ¡horror al crimen! ser cercana al “Peje”; sí, ni más ni menos que la Secretaría de Hacienda.
Ni pa’ onde hacerse, les perdonan impuestos a los más ricos, se reparten los dineros públicos que es un contento, nos elevan los impuestos de todo tipo y encima nos llaman a votar por ellos. ¡Habrase visto!
A muchos se les ha olvidado ya que en el debate llevado a cabo el 25 de abril del 2006, el entonces candidato panista a la Presidencia de la República, Felipe Calderón, dijo con toda claridad: “Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos, y voy a simplificar su pago” (esta es una de las banderas con las que fue fundado el PAN). Prometió también una reforma para simplificar el pago de impuestos: “Pagar impuestos será más sencillo que nunca. En mi Gobierno, los contribuyentes podrían preparar ellos mismos sus declaraciones”. Y al contrario de los políticos de otros tiempos que se escondían detrás de la vaguedad en sus promesas de campaña, el entonces candidato panista fue muy específico: "Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta", señaló. Pero como lo señalara el mismo editorialista Sergio Sarmiento, el cambio de posición entre el Calderón candidato y el Calderón presidente fue tan dramático que es imposible achacarlo a un simple ajuste de opinión por la disponibilidad de información nueva. O el Presidente mintió como candidato o alguien lo cambió en el camino. Y si ésta es, ha sido, y será la forma de gobernar de Felipe Calderón en lo que le queda, ¿qué puede hacer a favor de sus gobernados en la mitad del sexenio que le resta que no pudo haber hecho ya en la mitad del tiempo desperdiciado?
Quizá uno de los datos más relevantes del “paraíso” que la dupla derecha-ultraderecha de México ha forjado para los habitantes de este gran país radica en una encuesta dada a conocer por el Pew Research Center el 24 de septiembre del 2006 que revela que, si por ellos fuera, la tercera parte de los mexicanos se largaría de México yéndose a vivir a los Estados Unidos. Si por ellos fuera, ya se habrían ido para siempre del país, huyendo del “paraíso” ofrecido por la dupla derecha-ultraderecha a México al igual que en otros tiempos lo hacían los alemanes de Alemania Oriental brincando el Muro de Berlín para irse a vivir a Alemania Occidental, aunque el paraíso del México de hoy es quizá peor que el “paraíso de los trabajadores” del ya colapsado sistema comunista soviético. Uno de los que ya se fueron es el cantanteCristian Castro, (rebautizado como “judío” por la ultraderecha mexicana por haberse casado con la judía argentina Valeria Lieberman) el cual a fines de septiembre del 2009 estaba muy orgulloso ondeando la bandera norteamericana después de haberse convertido en ciudadano norteamericano. Y otros personajes famosos de México tales como Salma Hayek y Luis Miguel también han abandonado México y han decidido que todos sus hijos nazcan en los Estados Unidos convertidos ya desde su nacimiento en ciudadanos norteamericanos.Lo mismo hizo la cantante-actriz mexicana Thalia con su hija Sabrina Sakaë Mottola, ciudadana estadounidense de nacimiento por decisión de la propia Thalia que no quizo que su hija naciera como mexicana. Curiosamente, a los que en los tiempos de la “Guerra Fría” huían de cualquiera de los países pertenecientes al bloque comunista los ultraderechistas de México se referían a ellos en su propaganda como víctimas huyendo de “la esclavitud marxista-leninista”. ¿Qué tendrán que decir ahora los ultraderechistas mexicanos de línea dura de los millares de mexicanos de todos los estratos sociales que no ven que el México hoy en manos de la dupla derecha-ultraderecha tenga algún porvenir?
Los únicos que no tienen intención alguna de irse de México son aquellos que se están beneficiando enormemente con los privilegios y concesiones que les representa para ellos el tener a un títere incondicional suyo en el poder que les debe bastantes favores. Ni la corrupta lideresa sindical Elba Esther Gordillo, ni los magnates de TELEVISA, ni los grandes capos de la mafia política como Diego Fernández de Cevallos y Carlos Salinas de Gortari, ni los panistas y ultraderechistas que se han visto ampliamente beneficiados con chambas tanto jugosas como inmerecidas en el gobierno federal, ni los miembros cupulares de la ultraderechista Organización Nacional del Yunque, ni los multimillonarios dueños de la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara de donde mucho de lo que está sucediendo hoy empezó a ser fraguado y planificado en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, tienen intención alguna de abandonar el país, máxime cuando saben que tienen a México en sus manos. Además, saben de sobra que en otro país no les permitirán hacerle a ese otro país lo que le están haciendo a México ni les permitirán hacer afuera lo que están haciendo en México.
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POST SCRIPTUM:
A los muy pocos y muy grandes beneficiarios del actual estado de cosas en México tenemos que sumar necesariamente a los Presidentes del “cambio”, un “cambio” que muchos mexicanos tenían derecho a esperar considerando la ferocidad con la cual los panistas de antes atacaban los excesos y privilegios del presidencialismo, un “cambio” que a fin de cuentas nunca se dió como podemos verlo en el siguiente artículo:
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POST SCRIPTUM:
A los muy pocos y muy grandes beneficiarios del actual estado de cosas en México tenemos que sumar necesariamente a los Presidentes del “cambio”, un “cambio” que muchos mexicanos tenían derecho a esperar considerando la ferocidad con la cual los panistas de antes atacaban los excesos y privilegios del presidencialismo, un “cambio” que a fin de cuentas nunca se dió como podemos verlo en el siguiente artículo:
El encanto de ser ex presidente
Daniel Lizárraga
Agencia APRO
20 de marzo del 2010
El presidente Felipe Calderón ha preferido apretar el cinturón a la gente limitando el salario mínimo a un aumento de apenas 2 pesos con 58 centavos diarios; se ha arriesgado a incomodar a los industriales con el Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU), y recientemente ha sacrificado a la burocracia reduciéndole el gasto corriente. Todo, antes que tocar a las familias presidenciales, cuya manutención histórica llegará este año a 438 millones 841 mil 787 pesos (unos 33.7 millones de dólares), cifra sin parangón en el mundo.
En ninguna otra parte de América Latina los ex mandatarios cuentan con oficinas ocupadas por servidores públicos a sus órdenes y sostenidas con el erario, del tamaño que hay en México, donde los cuatro ex presidentes vivos disponen de 89 funcionarios que han costado a los contribuyentes 229 millones 132 mil 248 pesos durante los últimos 32 años, de acuerdo con una investigación de Proceso.
Estos montos no consideran la nómina de los 78 elementos del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea asignados a los ex mandatarios. El Estado Mayor Presidencial ha clasificado estos datos como confidenciales y el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) aún no se ha pronunciado sobre la pertinencia de divulgar esta información.
Solamente la Fuerza Aérea aporta 11 miembros: un jefe, dos oficiales y ocho elementos de tropa. No se sabe con cuál ex presidente fueron asignados ni tampoco qué papel desempeñan.
Privilegiados
Hay tres maneras de pertenecer a la socialité mexicana: tener un apellido de abolengo que venga desde principios del siglo pasado; pertenecer a las familias de empresarios poderosos, o estar bajo el cobijo de la nobleza política, compuesta por las familias de los ex presidentes.
Mientras muchos empresarios –particularmente libaneses y judíos– han forjado sus fortunas mediante el trabajo de generaciones, las familias de los ex mandatarios han alzado el vuelo gracias al erario. Por ejemplo, la manutención del ex presidente Luis Echeverría Álvarez durante 32 años ha significado 133 millones 605 mil 541 pesos distribuidos entre sueldos (81 millones 228 mil pesos), aguinaldos (un millón 443 mil pesos) y nómina de 23 empleados (50 millones 933 mil pesos).
Hasta antes de su muerte en febrero del 2004, José López Portillo obtuvo del erario por lo menos 52 millones 609 mil 494 pesos entre salarios y aguinaldos, además de un seguro de vida que pudo cobrar su familia estimado en 8 millones 204 mil pesos.
El fallecimiento del ex presidente no significó que desapareciera el apoyo a su familia. Su segunda esposa, Alejandra Acimovic Popovic (conocida como Sasha Montenegro, una estrella del cine de ficheras en la década de los ochenta), percibe una pensión de 102 mil 561 pesos y un aguinaldo de 21 mil 875 pesos, además de los seguros de vida y de gastos médicos mayores. En seis años –y hasta el cierre de 2010–, ella habrá recibido 8 millones 553 mil pesos de pensión, de acuerdo con cifras proporcionadas a Proceso por la Presidencia, a través de la Ley Federal de Transparencia.
La fortuna tampoco abandona a los descendientes de ex mandatarios, y menos si emparentan entre sí. En la primera semana de marzo pasado, el suplemento “Club” del diario Reforma dio amplia cobertura a la boda entre Lorena Tovar y López Portillo, nieta del ex presidente José López Portillo, con Gerardo Díaz Ordaz, nieto del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Sobre el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, por cierto, no hay información confiable en los registros de Los Pinos, porque hasta antes de 1973 las pensiones no estaban reglamentadas. Lo que percibieron antes de esa fecha fue discrecional.
En el otro extremo de la escala social, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de los 43.9 millones de personas que no tuvieron empleo hasta diciembre del año 2009, cerca de 5.9 millones, es decir, el 13.36 por ciento, perciben ingresos de un salario o menos de un salario mínimo.
El actual presidente, el panista Felipe Calderón, aún no anuncia si aceptará o no la jubilación presidencial. Proceso solicitó al coordinador de comunicación social de Los Pinos, Max Cortazar, una precisión sobre este tema, recordando que, durante su campaña electoral, Calderón dijo que renunciaría a ese derecho. Hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
De aceptarla, a partir de diciembre de 2012, Calderón tendrá una pensión mensual de 215 mil pesos brutos, un aguinaldo de 43 mil 500 pesos, un seguro de vida por más de 8 millones de pesos y un seguro de gastos médicos mayores con un tope máximo de 390 mil 609 pesos.
Su antecesor Vicente Fox Quezada, el primer presidente surgido de la oposición panista, sí recibe la jubilación, herencia del viejo régimen priísta, al cual juró sacar a patadas de Los Pinos.
Seis años más tarde, Vicente Fox no sólo gana lo mismo que los ex presidentes priístas, sino que además tiene a su servicio 19 empleados, más que el equipo que disfrutan los ex presidentes Carlos Salinas (13) y Ernesto Zedillo (11), quienes por cierto rechazaron la pensión.
De hecho, Vicente Fox, tiene una nómina que cuesta 447 mil 207 pesos mensuales. Uno sólo de sus empleados, Jorge Humberto Loyola, tiene un sueldo de 119 mil pesos brutos. No existe otro salario similar en las oficinas de apoyo a los ex presidentes. A cinco años de haber dejado el poder, los funcionarios que trabajan para el guanajuatense han costado 21 millones 465 mil 936 pesos.
Miguel de la Madrid tiene a su servicio a 23 personas. El costo de esa nómina es de 389 mil 176 pesos mensuales.
En contraste, en Ecuador, los ex mandatarios devengan una pensión equivalente a 41 mil 600 pesos, sin ningún otro apoyo administrativo, prestaciones ni de guardia personal extra. En Francia, las pensiones presidenciales incluyen el sueldo de una secretaria. En Argentina, el ex presidente Néstor Kirchner cobra lo equivalente a 91 mil pesos mensuales.
En Brasil, los ex presidentes no tienen derecho a una pensión y su única prestación es una oficina con ocho empleados (cuyos salarios no pueden superar los 61 mil pesos mensuales) y dos automóviles. En Panamá, están prohibidas las pensiones presidenciales.
Más cercanos al caso mexicano, en Colombia, los ex mandatarios reciben una pensión de 136 mil 500 pesos (10 mil 500 dólares) una edecán y un escolta. En Chile, los ex presidentes reciben una pensión de alrededor de 130 mil pesos netos (apenas 12 mil pesos menos que aquí), más gastos para oficina en general por 12 mil dólares, es decir, unos 156 mil pesos. En esta jubilación va incluido lo que puedan gastar en transportes.
Los privilegios para los ex presidentes mexicanos son obra de Miguel de la Madrid, quien emitió un decreto que establece: Los ciudadanos que hayan desempeñado el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos disfrutarán, mientras vivan, de una pensión equivalente al sueldo total que corresponde a los servidores públicos que ocupan el cargo de secretario de estado. Dicha pensión se otorgará con cargo al erario federal y se incrementará en la misma temporalidad y proporción.
Vida regalada
Felipe Calderón tendrá 49 años de edad cuando entregue la banda presidencial a su sucesor. Según el Consejo Nacional de Población, el promedio de vida de los mexicanos llega a 73 años. Si Calderón cumpliera esta expectativa, estará pensionado durante casi 24 años, lo que representaría más de 64 millones de pesos, tomando en cuenta sólo salario y aguinaldo actuales, sin considerar aumentos.
En contraste, a finales del año pasado, la administración de Felipe Calderón decretó un aumento de 4.85 por ciento al salario mínimo, que pasaron de mil 644 pesos a mil 723 pesos mensuales en la zona geográfica A; de mil 597 pesos a mil 675 en la zona B, y de mil 558 pesos a mil 634 en la zona C. Ni hablar de las pensiones que paga la seguridad social a los trabajadores con esos niveles salariales.
Los presidentes en funciones tienen otra prestación: pueden ahorrar una cantidad significativa gracias al seguro colectivo: el funcionario aporta desde el 2 hasta el 10 por ciento de su salario, mientras que el gobierno aporta la misma cantidad.
Es decir, si el actual mandatario ahorrara el 10 por ciento de sus salario neto obtendría 29 mil 200 pesos mensuales, mismos que al final de sexenio le representarían unos 2 millones 102 mil pesos. Esta cifra es sólo una estimación, ya que no existe manera de saber con precisión qué cantidad ahorra.
Calderón gozará también de un fondo de retiro individualizado que, para la mayoría de los funcionarios públicos, representa un fondo de resistencia cuando son despedidos. En el caso de los ex presidentes, esta bolsa es ganancia pura, pues tienen garantizada una pensión de por vida.
Igual que el resto de los ex presidentes, Calderón y su familia quedarán protegidos un por seguro de vida equivalente a 40 meses de percepción ordinaria bruta mensual. Esto significa 8 millones 204 mil 880 pesos. Además, cuentan con un seguro médico de gastos mayores por 390 mil 609 pesos.
En el decreto vigente aprobado por Miguel de la Madrid se estableció que las viudas de los ex presidentes tendrán derecho a una pensión del 80 por ciento del sueldo total bruto de la jubilación de su marido fallecido, durante el primer año. Luego se va reduciendo hasta quedar en 50 por ciento después del cuarto año.
La esposa y los hijos de los ex presidentes están incluidos también en el seguro de vida –éstos hasta cumplir la mayoría de edad– y en el seguro de gastos médicos mayores por un monto equivalente al 60 por ciento del que tenía el ex presidente.
Dos de los ex presidentes emanados del PRI, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, renunciaron a la jugosa jubilación, pero no a los seguros ni al personal de apoyo. En los estados financieros de Los Pinos consta que a favor de la familia Zedillo se paga mensualmente un seguro de gastos médicos mayores por 6 mil 35 pesos mensuales cifra que, a lo largo de 10 años, representa 724 mil 680 pesos, además de la nómina de personal administrativo que este año habrá ascendido a un millón 224 mil pesos.
Lo mismo ha sucedido con Carlos Salinas, por quien se devengan 805 mil 680 pesos para seguro de gastos médicos mayores.
A lo largo de 15 años –desde diciembre de 1994 hasta diciembre del año 2010– los recursos públicos canalizados a la familia Salinas alcanzarán los 805 mil 680 pesos, sin contar los 57 millones 435 mil 480 pesos que ha costado la manutención de su oficina con 13 empleados.
El trillado lema con el cual llegó Felipe Calderón a la Presidencia de México por artes más que chuecas era y sigue siendo “para vivir mejor”. Obviamente, se refería a él y los suyos.
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